Hablar o mejor dicho reseñar Dragon Ball: Evolution resulta una tarea difícil no sólo por el hecho de que la película carece de muchos elementos de películas del género de artes marciales y nada que ver con el manga.
Tomándome el atrevimiento de desglosar el film como lo hace
Diego empezaremos por el guión: fuera de tomar nombres y locaciones directo del manga no tiene más relación con Dragon Ball, es más bien una teen movie mezclada con elementos de Spiderman más propias del cómic americano y no del manga, la fotografía y los efectos especiales no me parecieron nada del otro mundo, no hubo una sola escena que me hiciera emocionarme o recordar a uno de los animes que marcaron mi niñez y la edición deja mucho que desear. Tal vez no sea muy bueno para desmenuzar una película en sus partes principales o quizá DB:E no tiene mucho de donde cortar.
Los actores nunca terminan de llenar los zapatos de sus personajes y el atrevimiento del director de convertir la forma Ohzaru, u
Oh-saurio como le pusieron en la versión doblada, de Goku en un vil sirviente de Piccolo Daimaoh y no en el cuasi-Dios Saiyan que es fue el colmo de los colmos.
Lo único rescatable fue el escuchar a
Mario Castañeda y a
Carlos Segundo en las voces de Goku y Piccolo respectivamente.
Veredicto final: olvídate de todo lo que supiste alguna vez sobre Dragon Ball antes de entrar a ver esta película, no vale ni unas palomitas aguadas con salsa
búfalo.